Llegado el momento en que un ser querido necesita cuidados continuos y especializados, muchas familias se enfrentan a la difícil decisión de trasladarlo a una residencia de ancianos. Sin embargo, el alto coste de este tipo de atención puede suponer una barrera económica considerable. Según datos recientes de Inforesidencias, el coste medio mensual de una residencia de mayores en España es de 2.041 euros. Ante esta realidad, muchas personas se preguntan: «¿Qué hago si no puedo pagar la residencia de ancianos?» o incluso llegan al punto de preguntarse: «No puedo pagar la residencia de ancianos. ¿Qué hago?». Afortunadamente, existen diversas opciones que pueden ayudar a las familias a encontrar una solución adecuada y equilibrada. A continuación, exploramos algunas alternativas.
Opciones para poder pagar la residencia de mayores
Existen diferentes formas de abordar el coste de una residencia de ancianos, desde ayudas públicas hasta estrategias financieras como la venta de la vivienda o la contratación de una hipoteca inversa. Aquí te presentamos algunas alternativas que puedes considerar.
Pedir una ayuda pública
Una de las primeras opciones que deberías explorar es la posibilidad de solicitar ayudas públicas. En España, el sistema de atención a la dependencia ofrece prestaciones económicas y servicios a las personas mayores en función de su grado de dependencia. Estas ayudas pueden destinarse a cubrir parcial o totalmente el coste de una residencia.
Para acceder a estas ayudas, es necesario que la persona mayor o su familia solicite una evaluación de dependencia en su comunidad autónoma. Tras esta evaluación, se determinará el grado de dependencia y las prestaciones a las que tiene derecho. Las ayudas pueden incluir desde financiación parcial de una plaza en una residencia pública o concertada, hasta subvenciones para residencias privadas.
Reducir los gastos mensuales
Si las ayudas públicas no cubren el total del coste de la residencia o si prefieres una solución más inmediata, una opción es buscar reducir los gastos mensuales de la persona mayor y del hogar. Revisar los gastos fijos y eliminar aquellos que no sean esenciales puede liberar parte del presupuesto para destinarlo a los cuidados necesarios.
Por ejemplo, los servicios de televisión de pago, las suscripciones innecesarias o la revisión de tarifas de luz, agua o teléfono son algunas áreas donde se pueden recortar gastos. En algunos casos, puede ser útil renegociar contratos o cambiar de proveedoras para obtener mejores condiciones.
Solicitar una evaluación de dependencia
La evaluación de dependencia es un paso clave para obtener acceso a recursos públicos. Este proceso consiste en una valoración de las capacidades físicas y mentales de la persona mayor por parte de profesionales de los servicios sociales de la comunidad autónoma correspondiente. Una vez que se determina el grado de dependencia (moderada, severa o gran dependencia), se asignan ayudas y servicios. Aquí la Ley de Dependencia.
Estas ayudas pueden incluir plazas en residencias públicas o subvenciones para pagar una residencia privada. Es importante iniciar el proceso cuanto antes, ya que la concesión de estas ayudas puede tardar varios meses en gestionarse.
Valorar otra residencia
Otra opción a considerar es buscar una residencia más asequible. El coste de una residencia de ancianos puede variar significativamente dependiendo de su ubicación, los servicios que ofrezca y si es pública, concertada o privada. Investigar distintas opciones puede ayudarte a encontrar una residencia de calidad que se ajuste mejor a tu presupuesto.
En algunas ocasiones, cambiar de región o provincia puede suponer un ahorro considerable, ya que las residencias en áreas metropolitanas suelen ser más caras que en zonas rurales. No olvides también preguntar por posibles descuentos o bonificaciones, ya que algunas residencias ofrecen tarifas reducidas en función de la situación económica de la persona mayor.
Explorar programas de convivencia intergeneracional
En algunas ciudades existen programas de convivencia intergeneracional, donde estudiantes universitarios o jóvenes profesionales comparten vivienda con personas mayores a cambio de compañía y ayuda en tareas cotidianas. Este tipo de iniciativas no solo pueden reducir el coste de la atención, sino que también proporcionan compañía y apoyo emocional a las personas mayores.
Este modelo de convivencia ofrece un intercambio beneficioso para ambas partes: la persona mayor recibe ayuda y compañía, y la joven accede a una vivienda a bajo coste o de forma gratuita, lo que puede ser una opción viable antes de considerar una residencia.
Contratar a una persona cuidadora
Si los costes de la residencia resultan prohibitivos, y dependiendo del grado de de dependencia y necesidades, una alternativa puede ser contratar a una persona cuidadora a domicilio. Este tipo de atención personalizada puede resultar más asequible y permite que la persona mayor permanezca en su entorno familiar. Los cuidadores pueden ser contratados por horas o jornadas completas, dependiendo de las necesidades.
Además, algunos ayuntamientos y comunidades autónomas ofrecen programas de asistencia domiciliaria que pueden complementar este tipo de cuidados, reduciendo aún más los costes.
Vender la casa sin perder derecho a vivir en ella
Una opción que muchas familias no consideran de inmediato es la venta de la vivienda con la condición de mantener el derecho a vivir en ella. Este tipo de transacciones, conocidas como «venta de nuda propiedad«, permiten que la persona mayor venda su casa, recibiendo una importante cantidad de dinero, pero conservando el derecho de uso y disfrute de la vivienda hasta su fallecimiento.
Este acuerdo puede proporcionar los recursos necesarios para pagar una residencia o contratar a una persona cuidadora, sin que la persona mayor pierda su hogar inmediatamente.
Contratar una hipoteca inversa
Otra opción financiera es la hipoteca inversa. Este producto está diseñado específicamente para personas mayores que son propietarias de una vivienda. ¿Cómo funciona una hipoteca inversa? A través de una hipoteca inversa, la persona propietaria recibe un dinero, en forma de renta mensual, o de golpe al inicio de la operación, con la particularidad de que no tiene que devolver ni principal ni intereses. Al ser un préstamo la vivienda no se transmite. Los herederos recibirán la casa en herencia con la deuda generada hasta ese momento.
Al fallecer la persona mayor, los herederos pueden decidir si liquidan la deuda con la entidad financiera o venden la casa para cancelar la hipoteca. Esta opción proporciona ingresos adicionales sin necesidad de vender la vivienda de forma inmediata.
Ceder el alquiler de la vivienda – Adelanto de rentas de alquiler
Otra opción, si la idea del traslado a la residencia es definitivo, puede ser solicitar un préstamo para cubrir los gastos de la residencia. Algunas entidades ofrecen préstamos específicos para cuidados de personas mayores, con condiciones adaptadas a este tipo de necesidades. La particularidad de esta operación es que para devolver el préstamo el propietario cede el derecho de alquilar la vivienda a la empresa que le ha adelantado el dinero, quien se encargará de gestionar el alquiler hasta que se le devuelva el importe adeudado.
Hablar con familiares y amistades
Por último, es esencial hablar con familiares y amistades cercanas sobre la situación. En algunos casos, las personas cercanas pueden contribuir económicamente o compartir la carga del cuidado. Aunque estas conversaciones pueden ser delicadas, contar con el apoyo de la red cercana puede ofrecer soluciones inesperadas y aliviar parte del estrés emocional y financiero.
Conclusión
Aunque pagar una residencia de mayores puede parecer un desafío insuperable, existen múltiples opciones a considerar. Desde ayudas públicas hasta alternativas financieras como la hipoteca inversa o la venta de la nuda propiedad, es posible encontrar una solución que permita garantizar los cuidados que la persona mayor necesita sin comprometer la estabilidad económica familiar.
En Óptima Mayores te ayudamos a encontrar una solución para poder pagar una residencia de mayores. Contacta con nosotros o llama gratis al 900 900 100 para valorar las alternativas disponibles que podemos proporcionar.