Resumimos las recientes declaraciones de Luis María Linde, Gobernador del Banco de España.
Linde aconseja a los españoles que ahorremos para poder mantener un poder adquisitivo digno en la jubilación, y no le falta razón.
Nada nuevo, en realidad, sino una evidencia dada la pirámide de población de nuestro país y el aumento de la esperanza de vida.
El sistema actual es insostenible, y los futuros pensionistas debemos preocuparnos por acumular un ahorro que nos permita en un futuro complementar la pensión pública.
Si bien esta circunstancia es un secreto a voces, parece que a los españoles nos cuesta planificar nuestro futuro, ocuparnos de que cuando dejemos de trabajar, podamos disfrutar de la jubilación sin tener que reducir nuestra calidad de vida.
Alternativas para completar la pensión
Son muchas las alternativas que nos permiten ahorrar para el futuro, siendo las más «ortodoxas» los planes de pensiones y de jubilación, aunque ninguna acaba de «calar» en nuestra sociedad. ¿Por qué?
Uno de los factores (el principal) que nos impide hacerlo es la escasa capacidad de ahorro, lo poco o nada que nos queda después de pagar todos los gastos mensuales. Si apenas llegamos a final de mes ¿Cómo vamos ahorrar para el futuro?
Dadas las circunstancias, parece que la solución es abandonarse a lo que el futuro nos pueda deparar.
Sin embargo, sí hay alternativas. Muy desconocidas todavía en España, pero disponibles.
Se trata de las opciones de licuación de patrimonio, soluciones que permiten transformar nuestra vivienda en una fuente de liquidez sin tener por ello que dejar de disfrutar de ella.
Es decir, podemos seguir viviendo en nuestra casa, pero con más dinero. Hablamos de la hipoteca inversa y de la renta vitalicia inmobiliaria.
La realidad es que los españoles sí ahorramos, lo que ocurre es que no lo sabemos.
Comprarse una casa puede ser nuestro mejor plan de pensiones. Y la mayoría de los españoles nos compramos una casa. Pagamos la hipoteca para poder vivir en una vivienda y adquirirla.
Lo que muy poca gente sabe, es que eso supone un ahorro, en forma de «ladrillos», pero un ahorro al fin y al cabo. Un ahorro que nos puede permitir, llegado el momento, disfrutar de una mejor jubilación a través de las alternativas de licuación de patrimonio, tales como la hipoteca inversa y la renta vitalicia inmobiliaria.
En otros países de nuestro entorno, estas soluciones están normalizadas, y a la hora de hacer los números para la jubilación, se consideran como cualquier otra.
Sería bueno por tanto, que a la hora de planificar nuestro futuro, sepamos que existen estas alternativas, que además son mucho menos exigentes en la etapa de acumulación, puesto que todos necesitamos vivir en una vivienda.