No cabe duda de que por regla general, las personas llegadas a una edad, prefieren seguir viviendo en sus casas, incluso en situaciones de dependencia. Lo que ocurre es que en muchos casos, los recursos necesarios para mantener los servicios sociosanitarios necesarios, hacen insostenible la situación, y las familias se ven obligadas a buscar un centro que pueda, en la medida de lo posible, dar el servicio, y ofrecer un lugar agradable y acogedor en el que el mayor se encuentre al menos lo más cómodo posible, ya que tiene que abandonar su hogar. La situación además se ha agravado con la reforma de la ley de dependencia, que reduce las ayudas a los cuidadores familiares.