Incluso un Gobierno que parece haber guiado sus pasos casi exclusivamente en función de si el paso a decidir suma o resta votos, parece ahora decidido a reformar el sistema público de pensiones, hecho que, junto a otras muchas cuestiones de índole más técnica, evidencia que es inevitable acometer en España -y cuanto antes- no una, sino una serie de medidas que doten al citado sistema de la necesaria estabilidad y solvencia que reclama la sociedad.
La algo confusa y cuando menos irregular manera de plantearlo por parte de la Administración ha hecho que en este momento desconozcamos cual es verdaderamente la medida o las medidas que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero quiere adoptar.
Aunque se debe valorar muy positivamente que el Ejecutivo se haya decidido actuar y dialogar con los diferentes agentes sociales, resulta, como no podía ser de otra manera, esencial que se acierte con las diferentes medidas posibles a adoptar, basicamente: Aumentar la edad de jubilación, ampliar el perido de cotización que se utiliza para determinar la pensión, actualmente, 15 años y combinar el sistema de reparto con un sistema de capitalización.
Si estas medidas, que no son excluyentes entre sí, se adoptan de forma simultánea y coordinada, se podría sustituir por ejemplo la obligatoriedad por la incentivación para alargar la edad de jubilación y, en general, las consecuencias de la reforma serían más suaves y asumibles.
Además e independientemente de las anteriores medidas, es indispensable incentivar y promocionar con medidas fiscales el ahorro finalista: los planes de jubilación y pensiones individuales y muy especialmente los del sistema de empleo, es decir, los promovidos por las empresas para sus trabajadores.
Negocio, 8 de febrero de 2010
Ideas e innovación con las pensiones
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- Publicación: febrero 8, 2010